DE DICK PICS, PAJAS Y GALANES DE FACEBOOK

Ilustración por Mar Garrote Cortínez.

Esta puede ser una historia mínima o estar inscripta en el espíritu de la epoca. Ustedes dirán.

(Esta nota la empecé a escribir a fin del año pasado. En ese momento abrí un cuestionario online que compartí por mi perfil personal y hasta este momento tiene 50 respuestas, lo cual me parece un número redondo y hermoso.)

Michel Houellebecq predijo la dick pic (chotofoto para la/el que se lo quiera apropiar ) en el ’95, al escribir: «El objetivo mayoritario de la búsqueda sexual no es el placer, sino la gratificación narcisista, el homenaje que una pareja deseable rinde a su propia perfección erótica». Si eso no es una descripción perfecta de la fotografía de la pija, no sé que lo es.

Hoy en día los ritos de seducción y apareamiento ya son más virtuales que de otro tenor. MySpace, Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, en el más sensato de los casos, Tinder, son fértiles campos de despliegue de estrategias amorosas. Todo esto es ampliamente obvio para todxs ustedes que ya tienen las apps descargadas  y en rigor de la historia, quizá ni siquiera sean estrategias novedosas. Nuestrxs abuelxs se calentaban con cartas apasionadas, nuestrxs padres con sexo telefónico,  nosotrxs con memes enviadas por 4G.

Por ahí alguna vez se vieron en vivo y en directo. Quizá ni te acordás. Pero te empezó a seguir por alguna red social, te agregó a su red de contactos, y desde ese momento empezaste a ver qué música compartía, en qué grupo hablaba y cuántas cosas le dedicaba a su novia. O  no.

En defensa de la dick pic y cualquier foto erótica en sí misma, si fue consensuada, está todo más que bien. Es más,  suma puntos extra por creatividad, iluminación sugestiva y tono en general. Aún con previo acuerdo, existe el falseo del vivo, las fotos tuneadas y más  estrategias para mantener la ilusión de un contacto sincrónico real en tiempo y espacio. Asimismo, la choto foto es la arista más visible y abultada de una historia que comenzó con uno o dos likes y frecuentemente aproxima el final gozoso del affaire. Es parte de la coreografía del levante y en sí mismo, una realización del acto sexual.

La dificultad podría aparecer cuando es la única realización del acto sexual posible. El chat subido de tono, ese que irrumpe en cualquier situación social como notificación de tu dispositivo, puede servir de prefacio al garche o -las más veces- simple deleite con la situación de coqueteo. Así lo define el analista Luciano Lutereau, a propósito de los galanes de Facebook: «Coquetean, seducen y después al momento de salir, unos minutos antes, utilizan una estrategia que hace un tiempo era privativo de las mujeres que era decir ‘se me complicó’. Diría que se les complica a los varones, que están más interesados en el momento de seducción que en el acto. Y eso es una posición defensiva, de sustracción de la condición sexuada, quedarse en ese regodeo narcisista que es seducir a una mujer, lograr de ella el convencimiento, y cuando llega el momento de la verdad salir por la tangente». Lutereau es de la idea de que los hombres (disculpar las generalizaciones) se sienten amenazados por las mujeres actuales y ante la intimidación recurren a la «histeria».

La incógnita es: ¿con cuántas personas interactuaste hoy?