MÁS COLOMBIA

 

//Por Antonela Bortolus

Anoche me acordé de Carolina Aguirre. Estábamos con mi novio durmiendo y a eso de las tres de la mañana empecé a escuchar unos gritos. Como estamos en una habitación de un hotel (en la Isla de San Andrés, Colombia)  que da al corredor de uno de los patios internos, justo frente a la recepción, los gritos no me parecieron anormales. Los colombianos manejan un tono de voz fuerte y parecen no registrar horarios y lugares, así que te gritan impunemente frente al dormitorio.

Los gritos se fueron haciendo un poco más nítidos, me asomo por la ventana en el mismo momento en el que escucho «Maycol, no me empuje», seguido de un portazo. En el patio veo a un grupo de unas seis chicas y un hombre. Se ríen, una dice «Péguele» y se sigue riendo; el hombre le dice a una de las chicas que parece ser la novia: «Es un problema familiar» y la agarra del brazo para evitar que se meta. La chica se resiste y finalmente cede. 

No distingo bien que pasa, pero como no escucho más a la mujer creo que tal vez fue un chiste de mal gusto del grupo de chicas.

Me alejó de la ventana y voy al baño. Desde el baño vuelvo a escuchar a la mujer diciendo «Maycol» y se me pone la piel de gallina. Golpeo la pared que nos separa mientras termino de lavarme las manos, tengo miedo de que el muy sorete de Maycol le esté pegando a la mujer y yo esté al lado, de brazos cruzados. 

Mi novio está prácticamente desmayado en la cama. Camino de nuevo hacia adelante y apoyo la cabeza en la puerta y en la pared. No escucho nada. Vuelvo al baño, nada. 

Pienso que es lo que puedo hacer para asegurarme de que la mujer este bien y siento que nada, porque no escucho nada y no vi nada que me permita patearle la puerta hasta que venga la policía. Pero me quedo despierta en la cama, escuchando atentamente y no escucho más que un silencio absoluto en la habitación de al lado y mi corazón con más taquicardia de la normal.

Me quedo con un gusto amargo, sintiéndome abandónica. Me enojo con las personas que pasaban. ¿Cómo una mujer puede apoyar y bromear con la violencia hacia otra mujer? ¿Cómo puede ser que haya gente que siga diciendo «es un problema familiar»?.

Hoy desde el bus yendo a la playa vi un mural enorme en la pared del aeropuerto en contra de la violencia de género.

¿Por qués siempre nos toca a nosotras hacer?

Me acordé de Micaela García, de Araceli Fulles, de Melina Romero, y de todas las víctimas que los medios no nombran. Me acordé de Patricia Palmer diciendo que desde que empezaron las movilizaciones del Ni una Menos los asesinatos aumentaron. Y me acordé de que en nuestro país el sistema judicial está hecho para culpabilizar a las víctimas, para proteger a los asesinos y para darle de comer a la indignación hipócrita de los medios de comunicación que juzgan quien se buscó más o menos su muerte en manos de un tipo. Me di cuenta que en Latino América las mujeres seguimos siendo cosas.

Cuando volví al hotel la habitación de al lado estaba vacía, Maycol y SU mujer se habían ido. 

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