¿Estamos de acuerdo que Yanina Latorre es una mujer nefasta? ¿No? Bueno. Todo es político, lo demás es poesía.
En los últimos años, ha aparecido una figura «nueva» (que obviamente de nuevo no tiene nada: es en otros formatos y a partir de otros dispositivos técnicos) la influencer. Uso el término en femenino, porque más allá de que haya influencers hombres, suelen ser posiciones donde las mujeres, por la vasta experiencia habitada en lo doméstico, es volvieron aún más populares que los hombres (hipótesis a probar). De todos modos, más allá de lo endeble o no de la teoría (always shaky, podríamos decir), es cierto que hay una estructura publicitaria alrededor de todo lo que el sentido común dictamina que es femenino: el hogar, las compras, los maquillajes, el lifestyle, la gimnasia, la piel. Todos los sistemas de explotación que menciona Ferrer en La curva pornográfica.
¿Con qué nos deja esto?
Con deportistas, veganas, periodistas, mantenidas, trabajadoras de la cultura, feministas, viajeras, señoras, cornudas, niñas bien, huecas y un millar de identidades más que se vuelven monetizables y logran construir carrera a partir de plataformas mediáticas (ya es la segunda nota que lo cito, Fernández, ¿será el UBACyT?) que hoy es TikTok, ayer era Instagram, anteayer Facebook, nunca Twitter y antes eran los fotologs y los blog como éste.
(éste blog nunca fue popular, demás está decirlo, gracias a cada una de las personas que entran a las notas, me llena el alma que no tengo ya)
¿Qué nos brindan estas personas que hacen canje tan meritocráticamente y abonan directamente al sentido común, convirtiendose en intelectuales orgánicas, house organs, voceras de lxs que sean que les llenan los bolsillos?
Veamos más de cerca lo que tienen para ofrecernos:
- apropiación de todo lo que sea apropiable: luchas, malestares, victimizaciones, identidades de género, identidades corporales, y una larga lista de etcéteras.
- UNA BANDA DE PINKWASHING: subimos tal cosa porque vende y un poco se siente natural porque yo soy tan libre y etcéteras (pinkwashing: se refiere a la variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de instituciones, países, personas, productos o empresas apelando a su condición de simpatizante LGBTQI++ con el objetivo de ser percibidos como progresistas, modernos y tolerantes),
- el yuteo de las causas/ la imposición de las causas: ¿cómo no te pronunciaste acerca de esto todavía? ¿no te importa tal cosa? // ¿no te lo estás tomando muy personal?
- LAS ESTAFAS PIRAMIDALES: YANINA LATORRE TE ESTOY MIRANDO A VOS Y A TODAS ESXS CANICHES DE LAM, (EJEM NUSKIN)
- incongruencias obvias porque son seres humanos y se equivocan igual que nosotrxs, pero desde mega departamentos, en el peor de los casos, y mega campos en el mejor.
En busca que no quedarme sola con esta manija, le consulté a Micaela Baraibar (10 k en IG), la única militante peronista en TikTok, ante la consulta de unos stories que había subido a Instagram donde decía que iba a hacer «canje» por productos para su barrio de Moreno: » Ostentar constantemente con el más humilde es muy fuerte. Entonces me surgió eso de decir bueno, si surge un canje va a hacer con estos fines, si no que además lo vieran otrxs y empezar a problematizar. «¡Che, loco! ¿Cómo puede ser que hay personas recontra privilegiadas reluciendo privilegios en momentos donde Argentina y el mundo se está cagando de hambre?» Me parece como hipócrita, pero a la vez es la sociedad de consumo y lo que vende es a lo que aspiramos. Y también me pasa, por ejemplo, con el fenómeno Tik Tok. El fenómeno Tik Tok es constantemente gente haciendo bailecitos, haciendo cosas o, por ejemplo, se hacen muestras de sus vidas millonarias, etcétera. Es parte de lo mismo, ¿no? De la sociedad de consumo, de lo que quieren generar. Pero creo que de este lado de la mecha, o de este lado de la grieta, o de este lado de la vida y del peronismo, está bueno problematizar y decir «che, ¿a qué fines?» Porque también hay muchos tipos de influencers, influencer del entrenamiento, los influencers de que tenés que hacer actividad física y después para hacer las dietas que hacen ellos y tomar 20000 kilos de proteína y hacer dieta de carne, ¡tenés que tener guita para para tener pesas! Entonces mi interés es eso y siempre, desde desde el espacio que se me hagan las redes, pequeño o grande, poder problematizarlo y generar conciencia porque, más allá de que hay algunos que dicen si recibís algo del Estado sos planero, es cuestión de empezar a generar la conciencia de que ¡todxs somos planerxs! Todos vamos o fuimos a universidad pública, o a la escuela pública, o fuimos a un hospital, o nos recogió una ambulancia o sacamos el documento. Todos tenemos algún algún pedacito de planeros. Entonces, ¿qué se está juzgando? Y también empezar a problematizar. Hay cantidad de compañeras y compañeros que se la pasan reluciendo privilegios. A mí me choca.»
Quiero volver sobre el concepto de autorrepresentación o quizá más específicamente adscripción propix a un grupo. Tal como consignaba Mica, hay MUCHOS tipos de influencer. Las que nacieron ricas (las Kardashian), las que «se hicieron de abajo», las que fueron Youtubers y hoy le disputan a Doña Petrona, de todo tipo. Habría que mirar un poco más de cerca en qué sistemas de intercambio se encuentran metidas, qué flujo de bienes disputan, qué cosmovisiones recogen. El mundo de las influencer de la poesía, por ejemplo, ¿es un rol de trabajadora de la cultura o de ser inescrupuloso que busca likes? ¿Abrazan lo profundo? ¿O terminan siendo representaciones de poca verdad? ¿Podemos hablar de verdad en caso de las influencers o de los verosímiles? ¿Qué lugar ocupan dentro del star system tradicional? ¿Llegan a los medios hegemónicos? ¿De qué manera?
Lxs leo.