FECHA MATRIA

Un nuevo tres de junio nos juntó, nos amontonó en las calles como por designio de algún dios que no existe y fuimos bastante menos de las que solemos ser. Aún así, es como el año nuevo de los feminismos argentinxs.

Que el feminismo en la Argentina existe antes del 3/6/2015 es obvio, y también que nada fue igual desde entonces. Desde entonces tenemos unas efemérides hermosas: los ocho de marzo, cualquier acontecimiento que tenga que ver con la legalización del aborto, instancias para mostrar nuestro desacuerdo con la justicia patriarcal, etcétera. Hay una sana costumbre de salir a la calle. ¿Qué habrá pasado el lunes?

Ensayemos respuestas: a) no hubo convocatoria que hubo otros años, b) la comisión de comunicación ya no existe en las asambleas, c) las asambleas se vaciaron por una miríada de motivos que incluyen y no se limitan a: la violencia verbal y de otras formas que se da entre compañerxs de distintas fuerzas, las operaciones, la sensación de que «nada va a cambiar», d) es un año electoral, e) el tema feminista de la hora es el aborto, etcétera, etcétera. Son todas posibles, todas reales. Pero únicamente como consecuencia de ¿la abuela? de las concentraciones y marchas NUM.

El #NiUnaMenos irrumpió de la manera que lo hizo porque era la respuesta sintética a femicidios recurrentes y reiterativos, no tomados como tal por los medios masivos de comunicación. Creo que todxs recordamos el morbo que cubría los reportajes sobre Lola Chomnalez, Ángeles Rawson, Melina Romero, Chiara Pérez, Daiana García, entre tantas otras. De alguna manera pareció, en esa ocasión, que era posible que todas saliéramos sin banderas políticas ni partidarias a exigir que nos dejen vivir en paz. Pero tal como existe una respuesta, existe un momento histórico propicio para ello. No olvidemos que el primer tres de junio que nos unió en las calles fue únicamente en el Congreso. Después, ya con Macri en el gobierno, la avenida de Mayo unió esos puntos de responsabilidad estatal. El lunes nos dejaron media plaza.

Una interesante investigación de Jimena Kohan propone que se han mantenido estables los números de femicidios a partir de 2002 (entrevista a ella aquí). No toma los inexistentes registros oficiales, ni los recuentos que las periodistas feministas hacen a partir de noticias, sino las estadísticas vitales para cubrir la vacancia de datos estatales. De 2002 a 2016 se asesinaron 273 mujeres por año. La ley de protección integral hacia la mujer data de 2009.

El #NiUnaMenos destapó la olla y en el guiso que se estaba quemando pudimos ver: la violencia machista es el último eslabón de una serie de pequeñas humillaciones, micromachismos, sexismos, vejaciones y torturas que estaban avaladas por toda la sociedad argentina. Hay mucho que hacer aún, eso está claro, pero primero hay que recuperar el Estado, con todas sus dificultades y burocracias, para poder dar soluciones colectivas a este infierno a veces encantador y las más veces, espantoso, en el que nos encontramos todxs metidxs. Y es por eso, que el 3 de junio siempre será una fecha matria.

 

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