María Agustina Díaz habla con un acento entrerriano de lo más sincero, parece la hermana argentina de Megan Fox y es la reina en ejercicio del Carnaval de País. Fuera del traje de carnaval, la politóloga de la UBA es docente universitaria de la Universidad de Concepción del Uruguay. Achu avanza en todos los frentes.
La comparsa Marí Marí del club deportivo y social Central Entrerriano este año presentó Bazofia, una puesta en escena que criticaba al sistema actual de consumo capitalista desplazándose en 500 metros. Díaz era la «pestilencia» desde un destaque de tres metros de alto con un tocado de plumas de faisán de un metro y medio, subida a tacos de 15 centímetros.
Las bastoneras -van adelante abriendo la escena- eran cucarachas. Las bahianas vestían polleras enormes de bolsas de basura con tocados de moscas. El resto de la comparsa representaba la alegría de la naturaleza que resiste, con colores más claros, turquesas y fucsias.
¿Cómo era para vos de chica ver estos corsos?
Es muy familiar en Gualeguaychú el tema de la comparsa, van los padres con los gurisitos y están ahí en el patio mientras las chicas practican y mientras la batucada ensaya. Ves a los niños bailando al son de los tambores, es como muy natural. Es parte de la identidad de uno, en octubre estás en el patio de tu casa y ya empezás a sentir a lo lejos la batucada. Está muy internalizado. Un adulto ve una carroza de 14 metros, miles de toneladas, con 20 bailarinas arriba e impresiona, imaginate en la mente de un niño lo que ocasiona.
Yo tenía tías y primas que salían en el carnaval, pero tuve que esperar a terminar el secundario porque iba a un colegio católico y no dejan salir en el carnaval. Así que empecé a salir a los 17 y fue un viaje de ida, dije ‘esto es para mí’.
El Carnaval del País es el tercer evento más importante del mundo, después del de Río de Janeiro y Venecia. «El de Gualeguaychú es el primer corsódromo del país, idea de José Luis Gestro, uno de los padres del carnaval tal cual lo conocemos hoy. Los carnavales surgieron en Entre Ríos y en otros puntos del país cerca del 1800. No éramos ni país. Por ese motivo, se pueden ver las influencias de la comunidad afrodescendiente, la participación de las barriadas humildes», explica. «Y el Carnaval ha hecho de Gualeguaychú un lugar mucho más plural, mucho más diverso y mucho más inclusivo. Siempre destaco la figura de Juancho Martínez que fue el primer tipo que salió de mujer en 1966 a pesar de la prohibición de la dictadura de Onganía. Él dijo, ‘Yo salgo de miriñaque igual’. Salió con su vestido y causó una sensación. Juancho Martínez fue una referencia para muchos homosexuales por tener otra orientación sexual y ser una persona de referencia, una persona respetable y admirada. José Luis Gestró había puesto una travesti, en el lugar de la bastonera – que son las que van solas, abriendo la comparsa. Se le hizo una sentada en el medio del patio dónde practicaban y José Luis dijo ‘Si no sale esta travesti como bastonera, hoy la comparsa no sale’. Salieron con la trava, divina, rompiendo el corsódromo. Las posiciones duras respecto a estas cuestiones nos han obligado a hacer que las comparsas sean lugares de inclusión cuando la cuestión de la diversidad era completamente tabú.»

¿Cómo es comunicada la mujer en el carnaval?
La figura femenina, lamentablemente, muchas veces aparece asociada con un patrón estético que no casi ninguna mujer puede cumplir. Ha habido como una tinellización, a la hora de las televisaciones se puede ver que la mayor parte de las tomas se centran en partes concretas de los cuerpos femeninos de forma completamente descontextualizada. De esa manera se pierde muchísimo el espectáculo, la puesta artística de una comparsa. Lo cierto es que las comparsas están compuestas por bailarinas y bailarines bellísimos. Hay un componente de sensualidad y de atracción. El carnaval como fiesta popular tiene ese carácter, pero no se restringe solamente a eso.
Cada una de las comparsas tiene el desafío de llevar adelante una obra de arte que se desplaza escoltada por 300 bailarines desplazándose en 500 metros. Se ha hecho una vulgar reducción de lo que es el espectáculo. Eso es lo que hay que discutir y analizar para encontrar formas superadoras de mostrar esta fiesta popular. Creo que es una lógica que ha permeado la mayor cantidad de expresiones culturales pero tiene que ver con un sistema que por ahí lo exige.
«Cuando fui electa reina, me criticaron mucho mi falta de busto. El comentario en redes sociales era que parecía un travesti», recordó Achu. «¡Justo de todos los complejos que tengo no tener busto no es uno! Eso expresa el lenguaje machista y homofóbico que hay en la sociedad porque buscar insultarme diciéndome que parezco un trava para mí no es nada desmoralizante», exclamó.
«Una nace, crece, se forma, se educa en el seno de una sociedad completamente machista -continuó- la conciencia la va adquiriendo con el tiempo. De los 28 años que tengo hasta los 24 fui bastante machista. Prejuzgaba a las demás, me prejuzgaba a mí misma, me autocensuraba y censuraba a las demás «.

«Quizá en vez de llamar a la persona elegida como reina del carnaval, quizá embajadora o representante sería más oportuno, tendría mucho más que ver con la fiesta», lanza Díaz mientras ofrece un mate, «también me parecería positivo que a las que somos representantes de cada comparsa se nos evalúe en el desplazamiento del circuito porque ahí también se ve la actitud escénica y dancística de cada una. Yo creo que la reina no es solamente una mujer que cumple con determinados estándares de belleza, también tiene que ser una mujer que cuando vos la veas en el corsódromo irradie toda esa energía, todo ese potencial, toda esa magia, que tiene que ver con el carnaval». «En Gualeguaychú se hace un evento muy grande cuando se elige a la reina. Yo no hablo de desterrar la elección sino hacer algo más acorde al espíritu del carnaval. Que se nos puntúe en el circuito y que la noche de la elección se indague más. Se hacen históricamente tres pasadas, una en bikini, una con traje de noche y otra con el traje de carnaval. No es necesaria la pasada en bikini porque el cuerpo se exhibe con el traje de carnaval. Son algunas ideas que hoy se me ocurren como propuestas», afirma Díaz. «La elección de la reina es algo muy querido por todos. Me parece que es una ocasión hermosa que hay que fortalecer. Hay que tener paciencia como con todos los procesos sociales para encontrar formas que se concilien más con una perspectiva de género».
Una REINA con todas las letras. te quiero Achu!!!
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