Belén Ferro Moreno, médica clínica bahiense e integrante de Reprocann (¡no el registro institucional!) responde rápidito un par de cosas sobre el 420, el cannabis medicinal y deja abierta muchas preguntas sobre la relación entre medicina endocannábica, lo contrahegemónico y ser la «doctora» que receta cannabis.
vaga fiebre: ¿Qué es esto del 420?
BFM: Un grupo de amigos y de estudiantes en California en la época del 70, no queda muy claro, lo típico de las leyendas y los mitos, la inespecificidad en algunas cosas, habían encontrado como un mapa hecho a mano que marcaba una plantación de marihuana, entonces ellos que se juntaban en general a fumar y tenían el plan de encontrar esta plantación a partir de este mapita que habían encontrado y se juntaban siempre a las 16:20 de la tarde ahí, entonces la teoría es que ese proyecto que tenían de encontrar eso. Y que se juntaban para encontrar ese lugar que nunca apareció, se convirtió en la bandera. Hay un documental con respecto a esto. También había leído otra referencia que hay, creo que alguna vez la sacó la revista THC es el cuento de Lovecraft. Más cerca de la década del 90, hay algunas referencias en la movida más artística o musical algunas bandas como Deadheads que utilizó algunos panfletos donde utilizaba el código 420 para referirse a «que en ese lugar iban a consumir marihuana o que iban a fumar», pero con un pase libre, un código interno claro. Así que es un poco como que surge ahí la la categoría «4:20», un símbolo del consumo entre la comunidad de de cannábicos, me encanta porque va de California hasta General Rodríguez y L-Gante con la cumbia 420, eso es genial.
vaga fiebre: ¿Qué te interesó de la medicina endocannábica ?
BFM: Lo que me hizo interesar fue que acá en Bahía Blanca hubo una movida de una ONG que empezó a trabajar un poco el uso de cannabis en las calles, cerca de 2012. Además era una usuaria de de cannabis y me interesaba pero mi formación específicamente que es en medicina. Aclaro que siempre pienso que la comunidad científica y médica usa el lenguaje como un modo de poder y usar palabras raras es una forma de de poner una traba al acceso. Ahí hay una cuestión de poder. Me pasa mucho que yo trabajo en un consultorio privado en unidades sanitarias que son como centros de atención primaria en barrios periféricos y cuando uso la palabra cannabis en la unidad sanitaria es como que se me quedan mirando como»¿qué es? ¿marihuana? ah, claro». La palabra cannabis, ahí es otra cosa, no, no les suena raro.
vf: ¿Ahí entra la política de la medicina?
BFM: El cannabis y su uso tiene una lógica política contrahegemónica, específicamente contra la manera que generamos estrategias para la salud. Sinceramente a nivel personal, me hace mucho ruido esto del que siempre las soluciones vienen con este fetiche de la medicación donde lxs únicxs que damos las respuestas somos médicos o médicas que que estamos como si no fuéramos humanxs. Cómo sí nosotrxs no necesitáramos esas cosas también. Me hace mucho ruido la medicina occidental tal como está. Poder empezar a pensar y escuchar al
cannabis, como una respuesta terapéutica que surgía desde la gente, no desde el cuerpo médico hegemónico y todas las intereses que empezaron a tensionar con eso, desde la industria farmacéutica, cuestiones políticas, cuestiones de seguridad, cuestiones de narcotráfico.
Con el pasar del tiempo empieza a tomar una connotación más desde la salud, con una mirada terapéutica. Hay una trabajadora social que hace muchos estudios de cannabis con una mirada sociológica y hay uno de los artículos que ella hace que cuenta un poco cómo es la movida de lo que pasó en Argentina con el cannabis en 2001, a partir de la crisis de 2001. El cannabis en general venía desde Brasil a Argentina no había tanta plantación de cannabis como tenemos hoy.
A partir de todo esto para Brasil deja de ser un espacio de de venta copado entonces ya medio como que se borra y que se se empieza a convertir en algo difícil de conseguir el cannabis y lo único que se conseguía era lo que venía de Paraguay, el famoso paraguayo. Entonces empieza a ver mucha movida por parte de cannabicultores y usuarios de cannabis más allá de que se consumió históricamente. Empieza a haber mucha movida a partir de ese momento en 2016-2017 es cuando empiezan a haber muchos movimientos sociales. Madres empiezan
a enterarse, por ejemplo, Mamá cultiva, empezaban a usar tratamientos de cannabis en sus hijos o hijas con diversos tipos de patologías rarísimas que la medicina alopática no llegaba a dar respuesta y esta mirada, esta vuelta de rosca, que dan estas madres y digo madres porque si vos a mirar son casi son mujeres. No es la primera vez que los movimientos de mujeres como madres, como las Abuelas de Plaza de Mayo, generan cambios en Argentina.
vf: ¿Y cómo resultó para vos (n. de r: joven, hegémonicamente linda, tatuajes) ser la doctora que receta cannabis?
BFM: Imagínate que acá en Bahía éramos los drogones, lxs médicxs drogones que lo único que quieren recetar o hacer es es fumar porro.