Después de estas semanas de revelaciones, el domingo fuimos a ver «Esa niña«, obra íntegramente producida por mujeres. ¿Es la salida para no ser violentada en nuestras empresas creativas o sectarismo del malo?
«¡Esas mujeres nunca son rubias!» grita la protagonista y única actriz en escena de Esa niña, refiriéndose oblicuamente a Eva Perón, su nacimiento «natural» y su fervor. La probabilística indica que alguna de las once mujeres involucradas en la puesta quizá sea rubia. Empero, no es casualidad que su fervor haya estado dirigido hacia esta conformación del grupo de trabajo, sino una decisión consciente con perspectiva de género. «Trabajé en un teatro donde era la única mujer y todo el tiempo me daba cuenta que en todos los elencos, en todos los teatros, había muchas asistentas de directores y de actores, pero nunca eran protagonistas. Después cuando entrabas a Alternativa Teatral, sus currículum eran mucho más extensos, mucho más interesantes que la de los hombres», explica la directora de la obra, María Lucila Quarleri, que también investigó durante el 2015 la participación por género en los diversos teatros off y no tanto de Buenos Aires.
«Quería tener la experiencia de trabajar a partir del concepto de sororidad que se dio desde el primer momento. Vamos a tener una iluminadora, una escenógrafa, una vestuarista, una actriz, una directora, una asistenta, la productora y la prensa y vamos a buscar un teatro dirigido por mujeres. La dueña es Gloria, la programadora es Natalia y las técnicas son dos mujeres, lo cual es muy raro en el teatro independiente» agrega Quarleri. «Cuando profundizamos un poco más en la relación del grupo humano, uno de los primeros temas que hablamos fue la inseguridad que tenemos como artistas, cómo nos costaba incluso invitar a gente a la obra. A un hombre no se le pasa por la cabeza, ellos invitan, no tienen problema. Nosotras dudando, le preguntás a una amiga si da. Y las primeras charlas fue apostar por esto, todas juntas. Todas consensuamos y hablamos todo, que obviamente implica un proceso mucho más arduo de trabajo, pero es nuestra forma. Yo como directora intento no imponer formas masculinas de organización (N. de R: verticalismo), sin esa violencia que sufrimos o por lo menos sufro yo en los trabajos y proyectos como poder llorar sin asustarnos. Creo que es sustentable trabajar entre mujeres y necesarios para buscar nuestras propias maneras y reglas».
La obra irradia feminismo que se pregunta, que se declama, que se sueña, casi sin querer, sin enunciarse desde ese lugar. La figura de Eva es central pero fantasmáticamente se convierte en una confidente, una amiga, una yegua autoritaria, una voz en la radio. La actuación de Maia Lancioni es sublime, electrificante y sutil a la vez, al igual que toda la escenografía (mínima). Esa niña es una excelente obra, realzada aún más por las decisiones ideológicas detrás de ella: hacerse el lugar a la fuerza.
«Esa niña», todos los domingos a las 20 h hasta el domingo 3/12.
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