En un momento que el pasado parece volver a repetirse, un segundo para reparar en lo poderoso que estamos construyendo y lo fuerte que se vienen las pibas.
No les voy a mentir, la verdad que suceden cosas espantosas todo el tiempo y no llegamos frenar algo del horror.
A fin del abril, violaron a una piba de 13 años en el puente Newbery en Colegiales, Ciudad de Buenos Aires. Salió por todos lados – aunque sabemos que se reportan 50 ataques sexuales por día en la Argentina- principalmente por dos factores escabrosos: su corta edad y la hora del día. Fueron las cámaras a buscar las respuestas de siempre –máspolicíayrepresión– y todo siguió igual.
Pasó de largo que una piba de 16/17 había sido sancionada por provocar por elegir no llevar esa cárcel conocido como corpiño. Porque pedir que una chica se tape con el cuaderno es comprender de manera muy cabal –anche inconsciente- que sólo es una mirada que transforma y constituye lo que es ser mujer. Virginie Despentes, en su Teoría King Kong, lo expresa claramente al relatar su violación: «Pero en ese momento me sentí mujer, suciamente mujer, como nunca me había sentido antes». Las compañeras se organizaron para defenderla porque son bulliciosas y vienen romper todos los canones.
«Nena, tapate con el cuaderno» es ser mirada de más por un adultx y querer evitarlo. Esta mentalidad confluye en la concepción de que la violación es lo peor que le puede suceder a una mujer. La preocupación por la «nenita» era el trauma, más allá del agravio físico. Porque ser violada -aunque pase muy a menudo- es una marca irreparable en la vida de cualquiera, porque el status quo no nos permite vivir con, quitarle gravedad, superarlo. Pezones tapados, no «calentar» se convierte en regla. Ahí Despentes se vuelve aún más interesante. Su libro es imprescindible para pensar la disidencia de todos los roles que nos somete la vida. No es una buena víctima, aunque para eso haya que rendir pleitesía a otra feminista incorregible, Camille Paglia, que nos dice que deberíamos dust ourselves off después de ser violadas. No hay cosa que podamos hacer para evitar las situaciones desgradables, desde un acoso callejero hasta una violación, porque no depende nosotras. Paglia dijo: » Es un riesgo inevitable, es un riesgo que les mujeres deben tener en cuenta y deben correr si quieren salir de casa y circular libremente. Si te sucede, levantate, desempolvate y pasa a otra cosa. Y si eso te da demasiado miedo, entonces quedate en lo de mamá y dedicate a hacerte las manos». ¿Naturalización de la violación? Sí. Si ya sabemos, desde que leemos a Rita Segato, que el «acceso carnal a sin su consentimiento es un hecho que todas las sociedades tienen noticias». ¿Por qué? Porque no son hijos de p(y)uta , desviados, psicópatas. Son hijos sanos del patriarcado que llevan en su conformación subjetiva la acción de la violación. Segato hizo una investigación entre presos en cárceles brasileros y logró definir, en su artículo La estructura de género y el mandato de violación, tres motivos por las cuales se viola: 1) cómo castigo a una mujer génerica que salió de su lugar, como agresión hacia otro hombre también génerico, 2) cómo demostración de fuerza y 3) virilidad ante una comunidad de pares. No tiene absolutamente nada que ver con la calentura la violación. Es parte de un código compartido entre «machos» que es completamente suyo e improvocable por parte nuestra.
Y estas pibas lo están entendiendo. «Ni diablitas ni superheroínas de historietas, ni conejitas ni porristas. A fines de 2017, las egresadas de 5to año de la escuela secundaria porteña Lenguas Vivas eligieron como “disfraz” de su fiesta de fin de curso un traje de top y pollera verde ‘abortero’, el color que en Argentina simboliza la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito», escribió Flor Alcaraz para Vice a principio de año. Organizan pollerazos, van al frente con el pañuelo colgado en la mochila, le hacen la contra a Feinmann, son todo lo que está bien. ¡Por suerte! En un contexto dónde Agustín Laje y Nicolás Marquez pueden cobrar $250 pesos en el auditorio de la UCA para hablar de «ideología de género«, el feminismo es esperanza.
Y algunas se animan a denunciar a sus profesores de colegio de élite:
En un contexto dónde se habla discute mucho de «las formas» de las denuncias, de sí son anónimas o no, si hay o no hay judicialización, me quedo con la desfachatez y profunda seriedad de estas pibas.
Esta generación la rompe. Y se va a caer.