En la zona norte de la provincia de Buenos Aires, no es sorpresa, hay una alta movida de poesía, chori y cumbia. La novedad es que nos fuimos para la costa.
¿Se puede ser tan manija?
SÍ.
¿Se puede ser joven, lindx y de profundidades inefables?
SÍ.
¿Nos podemos llevar bien gente que ni nos conocemos, tenernos ganas, broncas pasajeras y no tanto, convivir entre semiextrañxs para un festi de tres días hermoso?
SE VE QUE SÍ.
Escribo esto con la pluma caliente, para que no se me olvide ningún detalle, aprisionada siempre por el lenguaje y mis mil elementos estéticos, cansada, con resaca de ácido, pero con la urgencia de que no se me olvide nada porque todo fue muy hermoso. Eso es lo lindo de leer casi primera y tener buen memoria, después de Manuel Marchioni, un poeta de Turdera. Lo malo es que tuve que repetir lo recitado casi tres veces, pero a mí nunca me molestó ni lo hará hablar de mi misma, y creo que lo mismo le sucede a gran parte de lxs que nos convocamos en el camping del Viejo Molino estos tres días. La cosa era así: viernes y sábado arrancó a la nochecita, pepas, escabios y brishos galore, fiesta hasta altas horas, y hoy o ayer, ponele, al mediodía. Poesía, prosa, no se entiende muy bien, música, coplas y copas, y la musicalización hermosa de DJ Tucu Tucu y San Ignacio. No me quiero olvidar de nadie entonces cuento: Mena, Camila Perez, Maia Tarcic, Tomás Toer, Simur (o Buzzalino), Mamboleyro, el fantabuloso Neto el viernes, sábado, Segundo, Luca, Prinsepunk, Sami y Juan, Cagón, Pogo Zulú, coplas de Braulio, Tomás Rosner, domingo, Facundo Díaz alias Cucumelo, Macarena Russo. Me olvido de gente, pero se va a ir actualizando.

Las dos noches opuestos complementarios, literal día y la noche. Mi lectura muy emocional, me había puesto el vestido que me puse para el casamiento de mi papá y mi ex madrastra en 2007, porque lo había sentido como una señal de que iba a leer el capítulo del libro que estoy escribiendo dedicado a ella. El único de la novela que no es sobre mí. Le hubiera encantado el Mamut a ella. Me da tristeza que ya no esté para algún día poder ir juntas.
La segunda noche el desenfado. POGO ZULÚ, la banda con la mejor línea política que conozco -y esto lo he dicho siempre- la rompió. Camila Pérez (ojalá mi nueva amiga) hizo punk furioso acústico junto a Buzza, Laney, Juanqui creo y Cali. Cagón, del otro ideólogo de el Mamut, el Toti, junto con los deliciosos hermanos Morsellino nos acurrucaron con sus canciones para luego bailar furiosos, jugar a que una pelota no se caiga, correr por todo el camping, hacer un despliegue extraordinario y no dormir más.
El domingo fue el reviente de la emoción con la Yonqui del amor reinante, Maia Tarcic, el pariente lejano, el jovencísimo Facundo Díaz y una bocha de poetas de la zona. Something stupid coronó el entusiasmo y emoción (bailé un lento), las copas se seguían sirviendo, seguían prendiendose porros, había que volver pero no había ganas. Saludos, cuestiones técnicas, cosas feas.

Hablemos de bailar cumbia con los mejores. Hablemos del Tucu, de una sensibilidad extraordinaria, del excéntrico y hermoso San Ignacio. Hablemos de los asadores, Pupi Morsellino y Nacho Frick, hablemos de fuegos continúos.

¿Hay algo más poético que no dormir? ¿Hay algo más poético que no poder dormir de la manija y porque pasan cosas absolutamente todo el camping y en todo el tiempo?
Chicxs, hay una escena hermosa de poesía del otro lado de la General Paz. Y como somos tan capxs, ellxs organizan en Capital también y nos convocan a todxs nosotrxs, lxs fuegitos vivando. Vamos juntxs al próximo.
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