La noche del 13 de junio va a convertirse en esa referencia ineludible de militancia que recordaremos de ahora en más.
Éramos un millón de personas –transitando me aclara Yamila Picasso, referente de la regional norte del conurbano bonaerense de la Campaña Nacional– que hicimos vigilia durante el miércoles 13 hasta la mañana del jueves. La verdad que se sentían que eramos muchxs, a las 18 ya era imposible transitar desde Sarmiento en adelante, ingresando a nuestro lado de la cancha parlamentaria que nos había marcado el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero los provida ni importaban porque desde la tarde se vivía una euforia abortera que daba calor para espantar el frío del otoño que agudizaba. Cada esquina una celebración de glitter verde, las más hermosas intervenciones a las paredes, canciones gritos aborteros, bombos y hordas de chicxs, bolsas de dormir, fueguitos, puestos de comida, banderas partidarias, y verde, verde, verde todo. A lo largo de la noche, Callao se fue convirtiendo en un pijama party a la espera de una sesión que no cerraba, no concluía, y una tensión que se vivía en cada estomago, adentro y afuera del Palacio. Adentro los porotos que se sumaban y restaban enloquecidos y afuera el frío desgarrador de gargantas. Mis máximes respetos feministas y sororas a las amazonas que aguantaron ese sí. A ellas la alegría más profunda.
Somos el subsuelo de la matria sublevada con smartphones y sororas. La cantidad de abrazos en los que me fundí es infinito. Las veces que la miré a mi compañera abortera entre incredulidad y alegría fueron exponenciales. Los puchos de madrugada, entre la ansiedad del recinto y la fiesta popular que presionaba desde las calles a los diputadxs, millones. La voz de hoy me lo recuerda. Llegar a las 10 del 14 de junio fue irrealizable y me enteré en el subte para ir corriendo a los festejos. Estoy llorando recién ahora. Y eso que me encontré con Elsa Schvartzman y nos agradeció. ¡Ridículo! ¿Cómo nos va a agradecer a nosotrxs que llevamos -con toda la furia- 10 años de actividad militante feminista? Desbordes de lo que viene caracterizando este movimiento que es infrenable, como bien dijo Miguel Angel Pichetto. Va a ser ley completa y la verdad que no me atrevo ni a soñar lo que vendrá después.
Quedó algo claro en las jornadas históricas que vienen acompañando al tratamiento de esta ley que parimos todas: somos el centro de la política argentina, no el margen. Y los demás fuerzas tienen mucho que aprender de nosotras y de nuestra construcción de poder político horizontal y colectivo. Que los machirulos tengan miedo, porque el patriarcado se está cayendo o más bien, lo estamos rompiendo a piedrazos.
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