¿Hay amor posible sin un cuerpo caliente?
Yo creo que no.
Por eso no estamos haciéndonos la gloriosa paja, o tal vez no estemos hablando, por eso quizá no sepamos qué hacer con toda esta energía contenido de la pandemia. Esta vivencia mundial y colectiva funciona como una aproximación a un imponderable.
No voy a citar a Bifo (que lo amo y mucho de este blog se debe a él), ni a Zizek, que también adoro, porque creo que cada pandemia viene siendo un mundo particular para cada quién. Pero por qué no tirar unas líneas.
¿O no que al principio del aislamiento social teníamos que estar super listxs para APROVECHAR A HACER COSAS para las cuáles no teníamos tiempo antes?
Por suerte eso envejeció rápido. Y yo, que tengo bastante tiempo libre desde que renuncié a mi day job, tampoco es que lo necesitaba. Además, como soy inmunosuprimida (escl/erótica), la empecé a hacer antes y hasta no pude asistir al Mamut de marzo y todo esto ¿perdido? es para TODXS un ejercicio constante de manejo de ansiedades. ¿Sabés la de sentadillas que preferiría hacer antes que estirar la cabeza un poco?
Así que acá estamos, todxs, y cuando escribo todxs I mean todxs, atravesadxs por este imponderable que es un virus, al que no sé definir como nuestro enemigo per se. Me cuesta pensar en las enfermedades como ataques nada más desde que me diagnosticaron esclerosis múltiple. Hay que darle una vuelta más a la metáfora.
Tenemos tiempo.
La prisión que más me asusta es la de la cabeza, como hermosamente describe Mariana Enriquez, pero realmente siento (porque la razón no puede con todo, perdón) que es imposible que salgamos de esto sin cambiar nosotrxs. No el mundo. El mundo ya hizo un montón con soportarnos.
Ah, iba a hablar del amor. Juro que ya llego.
El amor también es preguntarle al otro como está. Y nueve de cada 10 personas me dicen «no me puedo quejar» o hablan de unos privilegios. ¿Quién no te deja quejarte? Te podés quejar igual aunque tengas privilegios porque es un momento angustiante. La gente se muere, mucha, no acá por suerte, pero las cosas que estamos viendo a nivel global DAN MIEDO. Te podés quejar. Te puede parecer todo una mierda. Este es un lugar seguro.
Hoy le hablé a todos mis chongos. Desde «Ey, como estás», a mandar fotos de mis tetas, hasta responderle una historia a ese que es medio irresponsable afectivo porque ni siquiera ve las reglas del juego, pasando por los que me gustan de verdad. A todos.
¿Saben por qué?
Porque es lo único que hay.
Por ahora.
No quiere decir que sea siempre así. Pero hoy puedo pensar en mis interacciones con todo el desapego de la distancia física.
Nunca debemos confundir distancia física con social.
Primer aprendizaje pandémico.
¿Pero de ahí a hacerte la paja con un otrx lo más virtual que se pone?
No nos vamos a ver. Cada unx está en su espacio vital y no sabemos cuando será posible la circulación con todos los cuidados que nos merecemos. Y en este sentido me parece medio una gansada andar mandándote fotos porque la libido hoy está puesta en sobrevivir. Quizá no físicamente, pero sí a nivel mental. La angustia por el futuro.
(No quiere decir que si estás cogiendo o mandandote nudes a más no poder sos unx locx sino que intento dar una explicación a las realidades que aparecen en cada contexto. El contexto es más importante de lo que se cree. No es lo mismo estar con la pija metafórica o real en la mano en el medio de una crisis sanitaria sin precedentes que no estarlo. Igual, como cada unx maneja la ansiedad es muy propix. Pero de ahí a creer que suplantan las fotos lo que no existe en la realidad cárnica es muy distinto.)
Hoy también hablé con una amiga nueva y registré que el cuidado, tema muy en boga por los feminismos, ante todo, es algo que genera o es el resultado de una relación íntima. La que tenemos con nosotrxs mismxs, con nuestros vínculos, con una manera de habitar el mundo. El mundo cambió. Ya no va a ser el mismo. Reset.
¿Podremos resetearnos nosotrxs?
2 replies to “EL AMOR (ROMÁNTICO) EN TIEMPOS DE PANDEMIA”